La travesía entre San Leone y Sciacca fue tranquila, primero a motor y luego a vela, aunque el viento estuvo todo el día rolando sin previo aviso.
Atracamos en la marina, y uno de los marineros saltó al barco nada más ver que Marta estaba tratando de lanzar una amarra con su única mano útil… Tan caballerosos estos italianos…
En la marina, el presidente nos regaló dos botellas de vino. Les preguntamos dónde hay un hospital para que Marta se revise su muñeca. Uno de los marineros, AGOSTINO, se ofrece a llevarnos mañana en su coche.
Por la mañana nos vamos con Agostino al hospital. Fue una ayuda providencial, porque parecía conocer a todo el mundo allí y nos facilitó todo mucho, además de acortar las esperas. Era un hospital de la Seguridad Social Italiana y nos atendieron estupendamente.
Lo malo fue el diagnóstico, tras los varios exámenes y radiografías: Marta tiene el escafoides roto. Esto significa:
(a) Escayola completa de la mano pero, además, manteniendo el pulgar abierto en 90º, con lo cual la mano le queda definitivamente inutilizada. Ha perdido la capacidad “prensil”.
(b) Le queda, al menos, un mes y medio de escayola adicional. El escafoides es un hueso pequeño de la muñeca, pero parece ser que está poco irrigado y tarda bastante en cerrar la fractura.
Una escayola, en agosto, y navegando, no es la mejor noticia. Y menos para el pobre Quique… nos lo tomaremos, al menos, con buen humor.
Paseamos por el puerto pesquero de Sciacca. Muy lindo.
La ciudad, al fondo, parece colgar sobre sí misma, como si los edificios se amontonaran unos sobre otros. Pero el conjunto queda bien.
Y al día siguiente nos fuimos, no sin antes despedirnos de Agostino, que tan bien se había portado con nosotros. Hubo casi lágrimas… Le dejamos de recuerdo unas cuantas latas de delicatessen españolas.
¡¡Grande Agostino!!