Dejamos la isla de San Vicente navegando hacia el Sur por el canal de Santo Antao y luego hacia el este por el Sur de la isla. Poco antes de llegar a Santa Luzía, le pregunté a Quique si me daba tiempo a leer veinte minutos antes de empezar con la maniobra y me contestó: “bueno, si lees deprisa…” Ja ja ja…
A la puesta de sol llegamos a la isla de Santa Luzía, que está deshabitada. Fondeamos en la Praia de Palmo o Tostao, al Sur de la isla, frente a una enorme playa de arena blanca. Sólo hay un barco fondeado, una réplica de la Nao Victoria. Se llama “Golden Hind” y sus tripulantes son del este de Europa. Es lo que nos faltaba para fomentar la sensación de intemporalidad…
A la mañana siguiente, tempranito, Marcos se tira a bucear en el Ilhèu Zinho y pesca un mero y un mújol.
A las 12 horas salimos hacia la isla de Santiago, en la parte Sur del archipiélago. Quique preparó un estupendo caldero con el mero y el mújol mientras navegábamos, que nos tomamos en cubierta a la sombra de las velas…
Navegamos toda la noche sin novedad. No hay luna y en la oscuridad absoluta, nos acompañaron durante un buen rato varios delfines. No los podíamos ver, pero seguimos sus trayectorias y sus siluetas por el impresionante arderío del agua. INCREIBLE.
Gracias por compartirlo.
Y a tí por leernos
Y venga a ver delfines!! Yo todavía no he conseguido navegar en el duende con ellos… parece que me rehuyen! Al menos conseguí ver tortugas en Brasil jeje
Ya habrá tiempo… aunque creo que lo próximo que vamos a encontrar van a ser ballenas….