Los Roques es una archipiélago situado frente a la costa venezolana, siendo La Guaira el puerto más cercano al continente, a unas 70 millas de distancia.
Como ya os hemos contado en la entrada anterior, llegamos a Los Roques de noche, e hicimos un poco de tiempo antes de adentrarnos en el archipiélago.
Lo hicimos por la parte sureste, y nos metimos por la Boca de Sebastopol, navegando varias millas hacia el Norte entre arrecifes.
Este faro marca la entrada en la Boca de Sebastopol. Como tantos faros venezolanos, está construido en fibra de vidrio a franjas rojas y blancas.
En el canal, la profundidad variaba mucho, y nos guiábamos por el plotter y con la vista, porque las aguas son tan claras, que los arrecifes puedes verlos por los cambios de color del agua.
¡Y qué aguas! ¡Qué colores!
El agua es tan clara, la luminosidad tan fuerte, la atmósfera tan pura, que se produce un curioso fenómeno: las nubes no se reflejan en el mar, sino que éste se refleja en las nubes, que adquieren curiosos tonos de verde. Qué lástima no haberlo podido captar con la cámara…
Hay restos de naufragios de grandes buques en la parte de afuera del arrecife.
El capitán… ¿qué chascarrillo estaría contando?
Tras navegar por todo el canal de Sebastopol, nos acercamos a fondear a la isla de PURQUI (a la que llamábamos Puriqui, en honor a la hermana de Marta y madre de Fede). Puriqui es una pequeña isla, donde sólo estábamos fondeados nosotros, y que tenía un pequeño asentamiento de pescadores.
Nada más llegar, dimos buena cuenta de la púa, con la que nos hicimos un estupendo caldero.
Tras la siesta, nos acercamos nadando a tierra a conocer a nuestros primeros venezolanos del viaje. Muy simpáticos, salieron enseguida a saludarnos, y pasamos un rato agradable con ellos.
Habían pescado una raya.
La playita al lado de la casa estaba cubierta de estas caracolas, cuyo gajo se comen en ceviche y es riquísimo.
Civilización y naturaleza juntas.
Guapísimas y simpáticas.
Sin palabras
Ya nos despedimos, que queremos bucear un rato antes de que se haga de noche…
Mucha vida en estas aguas, y Fede, que trajo cámara submarina, nos ha dejado estas fotos.
Pequeños tesoritos.
Un precioso atardecer como colofón de un completo día…
… y un completo desayuno para empezar el siguiente.
Salimos de Puriqui con destino a Crasqui, pero cuando llegamos nos encontramos con esto!!! Sí, todo eso son lanchones de venezolanos que habían venido a pasar la Semana Santa, y que habían decidido fondear todos juntos. Fuimos a Espenqui, y más de lo mismo…
Y así estaba Carenero…. como sardinas en lata!
No es nuestro estilo, así es que fuimos pasando por las islas del Norte del archipiélago, visitando bonitos rincones, pero sin fondear en ninguno.
Y así llegamos a la zona de Cayo del Agua, que es como un pequeño archipiélago dentro de Los Roques. Hay dos islas al norte (Elbert Cay y Becqueve), que están unidas, y dos islas al sur (Cayo Oeste y Cayo del Agua), también unidas por una barra de arena.
Nos aproximamos por la zona oeste. Éste es el faro que marca la zona más occidental de Los Roques.
Así rompían las olas en el arrecife junto al faro.
Restos de un naufragio reciente en la costa de Cayo del Agua.
Barra de arena que une las islas de Cayo Oeste y Cayo del Agua.
El supercatamarán HEMISPHERE, que nos estuvo acompañando durante varios días por estas aguas.
Y aquí fondeamos, solos, al Sur de las islas de Elbert Cay y Becqueve.
Fede y Marta se fueron nadando a Becqueve, que tiene una preciosa playa de blanquísima arena.
La nota de color sobre la blanca arena la ponían estos restos de coral de un precioso color rosa fuerte.
Y caminando, caminando, nos encontramos en una especie de pradera, donde había nidos de pájaros bobos (los mismos que los brasileños llaman atobás, y los ingleses boobies). Aquí tenéis a uno de los polluelos y a su madre, que volaba amezante sobre nuestras cabezas:
Los pelícanos se zambullían a nuestro lado. Y fíjate, que ya no me parecen tan feos como al principio…
Y otro ratito de buceo, y más corales preciosos.
A la mañana siguiente, nos movimos de sitio de fondeo. Navegando por dentro de la “laguna” formada por las cuatro islas, fuimos literalmente sorteando arrecifes hasta llegar a la parte sur de Cayo del Agua, donde fondearon poco después dos veleros venezolanos.
Ésa es la única palmera de Cayo del Agua.
Hasta allí nos fuimos nadando y, por la senda que veis a la izquierda, fuimos hasta el otro lado de la isla.
“Cementerio” de caracolas en la playa de Cayo del Agua.
Nos dimos otra buena sesión de buceo. A este coral de la derecha, por supuesto, lo llamamos “coral guisante”
Por la tarde, Fede embarcó su cámara de fotos en el “super-nabo” y se fue a dar un paseo.
Duró poco tiempo solo!!!
Ésta es la barra de arena que separa Cayo Oeste de Cayo del Agua.
Pisadas de ave en la arena.
Bandada de correlimos en pleno vuelo
Y los charranes, uno de mis pájaros favoritos. Aerodinamismo total.
Y con esto terminamos nuestra rápida visita a Los Roques. Pero pronto os contaremos algo sobre el archipiélago de Las Aves, también frente a la costa venezolana, y que nos dejó alucinados…
Mientras tanto, os dejamos un vídeo de LOS ROQUES:
Lindas, lindas fotos del fondo del mar. Dios mio, que endivia, como ustedes estan se divertindo, paseando por esse mundo afora. Abrazos
Saludos. Bonitas fotos. Seguro que no reflejan lo que estáis viendo pero a los que estamos en tierra y al otro lado del charco nos dan una idea. Besos y a seguir bien