No podíamos volver a casa sin hacer alguna parada en el mítico Cabo de Gata.
Precioso y tranquilo amanecer.
Nada más salir de Adra, empezamos a ver la cantidad de invernaderos cubiertos de plástico que “forran” esta costa.
Y allá en nuestra proa, el Cabo de Gata!
Fondeamos la primera noche frente a La Fabriquilla, en un sitio bastante desierto casi a los pies del faro.
A la mañana siguiente, poco después de doblar el cabo, nos apareció esta impresionante roca blanca que destacaba sobre el fondo de piedra negra del cabo: la piedra Vela Blanca. Desde el mar, es la marca más característica del Cabo de Gata.
Monsul
Monsul con el Morro del Genovés al fondo.
La Polacra.
Llegando al fondeo.
Y llegamos al final a la Cala de San Pedro, donde fondeamos casi en solitario.
Al llegar, llamamos a nuestro amigo Jose “almeriano”, al que habíamos conocido en 2010 en Salvador de Bahía (si quieres ver la entrada de entonces, pincha aquí). Más tarde, en agosto de 2011, cuando volvimos al la Bahía de Todos los Santos, nos hizo una corta visita al Duende (pincha aquí para leer sobre este segundo encuentro).
Jose estaba de vacaciones en “su” Cabo de Gata y vino a vernos a El Duende con su hermano Javi y una amiga. Se quedaron todos a dormir en el barco y pasamos un día muy entrañable. Esperamos que ellos también disfrutaran.
Al día siguiente de su partida, salimos nosotros también, siguiendo nuestras últimas singladuras de camino a casa.
Con poco viento y la mar en calma, fuimos disfrutando de esta bella y característica costa.